viernes, 11 de septiembre de 2009

La ruta de la Luna



La ruta de la Luna



Paralela a la ex ruta del Sol, hoy del Espóndilo, coexiste otra, menos luminosa y publicitada, la de la Luna. Peregrinaje nocturno que se adentra ya no tanto en el paisaje y la geografía sino más bien en el alma y sus oscuridades, que explora entre las sombras de la conciencia y se tizna de ellas sin remordimientos. Esta ruta empieza en el mismísimo aeropuerto donde la bienvenida te la dan caras y manos famélicas que ávidamente registran tu equipaje. Te cuestionan qué y cúanto traes. A un viajero, luego de violentarle el cierre de la maleta, le preguntaron para qué traía cinco rollos de papel higiénico, para limpiarme el culo, contestó sin alterarse, para qué más, añadió el pobrecito (por precavido). A otro, menos anal y afortunado, le confiscaron tres botellas de whisky; parece que los aduaneros precisaban más del alcohol, para así sacar adelante una muy mentada “Revolución Ciudadana”. Debe entenderse pues que, por una causa tan noble, confisquen todas las bebidas espiritosas y eviten su consumo excesivo en los demás, resignándose ellos y sus no menos patrióticos allegados al cívico sacrificio de libarse a baco (mu) el pernicioso botín incautado. Ya una vez resuelto el dilema fundamental, o de reputación dudosa o de putas, continuamos esta ruta por La Libertad y sus antros trasnochantes. Enfilamos al “Techo Rojo”, un coliseo dedicado al culto a Venus, con bailarinas exóticas y mujeres jóvenes en leves atuendos, dispuestas a llegar hasta horizontales últimas consecuencias por un precio. Casi todo está de venta en esta ruta: chicles, cigarrillos, cuerpos, energía y tiempo. Subasta de las tinieblas retaceadas al menoreo, mercado libertino donde reinan políticos alunados y celestinos y prolifera una población alucinada y envilecida. Que no nos vengan con “rutas del Sol o el Espóndilo” ni con recorridos ecoturísticos. Nuestro tour es más bien eroturístico (sin tirar/se a ningún euro). En él, el día es noche, el Sol la Luna, el invierno verano, lo repulsivo buscado (y encontrado), y Burguer King es Burguer Queen. Avanzamos por la ruta de la Luna, la de las tristes mujeres de la vida alegre, la de cabrones solapados, la del machismo endémico, la del pedigüeñismo institucionalizado, la de la cleptocracia ilimitada. En este umbrío camino se vive y muere para comer, beber, fornicar y nada más. Y para robar, cuando se puede. Aún en las tinieblas del último año del despotismo y primero de lo mismo, siempre lo mismo que a veces ni los nombres cambian; neopopulismo aún populismo con tintes socialistas, y un ultraneofascimo con pretensiones a púrpura y verde olivo, la patria sigue en subasta. Aunque se castigue a los coimados menores, los mayores permanecen en la más desvergonzada impunidad. Aquí hay que ser pobre por mandato estatal, rapaz por atavismo, incapaz por segunda naturaleza. Presidente, ministro, asambleísta, juez, y cuesta abajo, a este país se lo afanan democráticamente desde dentro y desde fuera. Aquí en el paraíso ecuatorial las ideologías no pagan impuestos, los muertos viven, los vivos mueren vivitos y grabando videos. Esta cleptocracia, compañía ilimitada, wwwEcuador.com, con comités de autodefensa que en una democracia, made in USA, requeriría de un comité central de disención. Quién salva a esta mayoría sin mayoría, malparada por malparida, conciudadanos socialistados en un tercer milenio que sigue siendo el año uno. Quién, si no una soberanía superior que la redima del terruñismo obtuso hacia a un auténtico Unasur sin Bariloches. El águila nunca ha sido imperio, sólo depredador en contubernio con su presa. En las sabias palabras de un pescador de Playas de Villamil, si no fuera por los españoles todos fuéramos indiecitos.



©Copyright 2009: Petronio Rafael Cevallos
ISBN 1-889225-18-9
http://ecuayork.homestead.com/
ecuayork.inc@gmail.com

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